No se puede
negar que el papel de la mujer cada día va teniendo más presencia, no solo en
la sociedad o en la política, sino también en el competitivo mundo laboral y
empresarial, el cual va cambiando completamente. Gracias al trabajo, empeño,
esfuerzo y preparación, han ido ganando espacios y ocupando altos cargos
directivos, que antes nos parecía imposible de imaginar, y ahora empieza a ser
parte de lo cotidiano.
Según el INEI el
53% de las mujeres tiene una participación activa en el mercado laboral, la
cual está representada en distintas jerarquías de las organizaciones, ya sea en
puestos directivos u operativos.
Se ha demostrado, , que las mujeres son más comprometidas
en su trabajo, sobre todo en Latinoamérica, en donde el 83% de las mujeres que
trabajan lo siguen haciendo en cierta medida durante sus vacaciones. Además, son
más comunicativas, carismáticas y colaborativas, por lo que se está volviendo
cada vez más atractivas en el mundo laboral. Sin embargo, aún no es suficiente.
Este reto de asumir
cargos de liderazgo, no se trata de capacidades, sino de romper esquemas. De
romper esas ideas que el hombre solo podía ocupar altos cargos, y la mujer es
considerada una “carga” para el puesto si tiene hijos pequeños o si está o va a
estar en estado de gestación.
Si bien es
cierto, el papel de la mujer en altos cargos directivos no se desarrolla en su
totalidad, por ejemplo, el año pasado solo el 29.3% de empresas peruanas
contaban con mujeres en su directorio. Y en cuanto a la posición de cargos
gerenciales, tampoco era muy alto, al igual que la remuneración que reciben con
respecto a los hombres.
Cada día nuestra
sociedad se va trasformando en propiciar un entorno de surgimiento profesional
y personal femenino. Un claro ejemplo, fue el pasado 23 de junio que la
Organización Internacional de Mujeres en Negocio en Perú, presentaron el “Segundo
ranking de equidad de género en las empresas en Perú”, dando a conocer a las 10
empresas más equitativas en este ámbito.
Entre sus
principales resultados obtenidos, se muestra que el 63% de las empresas cuentan con políticas orientadas a
alcanzar la equidad de género. Un punto clave que reconoce la equidad de género
como factor de importancia dentro de las empresas. Así mismo, la
conformación de Directorios y la designación de puestos de Primer Nivel, son
ocupados en su mayoría por las mujeres con un 27.5%.
Pero aún falta
mucho más por avanzar. Es importante desarrollar las condiciones necesarias
para que la mujer llegue a mejores posiciones, convencer a las demás empresas a
un cambio en su cultura empresarial y tener una mentalidad más abierta en
reconocer las competencias de la mujer.
Poco a poco se
va dando el cambio, como lo menciona la coautora Patricia Debeljuh en su libro, El lado femenino del
Poder: “Cada vez es más común observar un cambio de las competencias
tradicionalmente identificadas como masculinas (mando, jerarquía, autoridad)
hacia las femeninas (consenso, empatía, comunicación) a la hora de ejercer el
poder, y esto tiene que ver precisamente con la impronta que las mujeres van
contagiando”.