En el contexto de la desaceleración económica en el Perú, es oportuno visualizar los posibles cambios en el ámbito laboral y prepararse ante estos, tanto los colaboradores como los empleadores.
La única diferencia en los tiempos de recolocación laboral de un trabajador está en la mente y en la habilidad para utilizar la red de contactos y demostrar, con ejemplos específicos, su capacidad de agregar valor a las organizaciones para las que trabaja.
Quizás la barrera más perjudicial de cara a la recolocación laboral es el temor al rechazo de las personas que forman nuestra red de contactos. Esto solo se vence a través del desarrollo de habilidades sociales y un acompañamiento personalizado durante el programa de outplacement o recolocación laboral exitosa.
Según la experiencia con nuestros clientes, en más de una decena de casos de candidatos entre los 55 y 65 años de edad que buscan recolocarse en otra empresa, encuentran un nuevo puesto más rápido que otros candidatos más jóvenes”.
La verdadera “fórmula del éxito” es mantenerse optimista constantemente, proyectando energía y generando reuniones de contacto que les permitan mostrar su valor agregado en cada una de sus experiencias laborales.
En cuanto a la generación “Y”, o más conocida como los millennials, se han acostumbrado a cambiar de empleo de forma más seguida que otras generaciones, inclusive cada año, buscando el que mejor se acomode a sus necesidades e intereses. Estos generalmente se caractirizan por tener una postura evaluadora hacia sus empleadores.
Los jóvenes no aprecian contar con un puesto de trabajo en sí por la estabilidad económica, sino por la proyección de una línea de carrera dinámica y la calidad de vida que le brinde.
Muchos de estos millennials prefieren comunicarse virtualmente, ellos optan por contactar a posibles empleadores a través de redes profesionales como LinkedIn y postular a bolsas de trabajo.
Esto contrasta con la idea de programar reuniones personales con redes de contactos, como sí lo hacen los candidatos de mayores generaciones en los programas de outplacement, los cuales son diseñados para ayudar a las empresas y personas durante las transiciones de carrera, garantizando que los procesos de separación de los colaboradores sean realizados de la forma más sensible, adecuada y productiva.
El problema no está en la edad, sino en la actitud que uno demuestre en todo momento y en qué tanto se conoce uno a sí mismo. Hay todo tipo de preferencias en las empresas, pero la experiencia es un valor único, al que ningún gerente astuto puede restarle importancia.
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