Basta tan solo 10 segundos para que una persona pueda
tener una opinión sobre nosotros.
No es cuestión de ser atractivo o de ir a la
moda, sino de mostrar nuestra verdadera esencia, proyectar una imagen de
credibilidad y seguridad, ya que actualmente la imagen se ha convertido en una
herramienta fundamental a la hora de promover la confianza y generar autoridad,
liderazgo y poder.
Todo profesional, sobre todo los que ejercen puestos de
dirección y deseen obtener un mejor desempeño, tanto en sus labores, como en el
de su equipo de trabajo, debe aprender a desarrollar una imagen integral, que
abarque factores desde la vestimenta, hasta la identidad y el compromiso.
La carta de presentación de los profesionales también está
conformada por la forma de vestir y es una de las más determinantes a la hora
de triunfar en una compañía. Sin embargo, hasta el vestuario más exclusivo no
tiene sentido si la actitud de quien lo porta no proyecta liderazgo y
personalidad.
La importancia del arreglo personal no solo es por una
cuestión externa, sino por algo interno, porque muchas veces verse bien nos
genera bienestar interior, debido a que cuando me veo bien me siento bien y con
mayor seguridad. Por ejemplo, cuando entras a una empresa donde la
recepcionista está bien vestida, peinada y maquillada, ¿Qué te trasmite?
Seriedad y confianza o despreocupación e informalidad.
Nuestra personalidad se proyecta a través de la imagen
que ofrecemos al exterior, por ello debemos de tener muy presente que nos corresponde
cuidarla al máximo. Mantener una buena imagen personal, será nuestra mejor arma
para conseguir una imagen profesional de éxito y liderazgo. Un equilibrio
perfecto.
Así que recuerda, no existen segundas oportunidades para
causar una primera buena impresión. De tu adecuada apariencia dependerá lograr
la credibilidad y aceptación en tu entorno laboral.
Finalmente, una imagen positiva te abrirá nuevas y buenas
oportunidades en tu vida.