En el entorno
laboral es difícil no encontrar problemas o conflictos entre las personas,
puesto que estos son parte del proceso social de interacciones entre los
integrantes de la organización. Cada ser humano refleja personalidades distintas, sus emociones y
sentimientos a menudo no son compatibles con los otros miembros de la empresa.
Es en este sentido, donde procurar que no existan los problemas en el trabajo es
una percepción muy subjetiva, pero resolverlo a base de soluciones efectivas
resulta de vital importancia.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se
encarga de tratar asuntos como el trabajo y las relaciones laborales manifiesta
en un documento especializado que existen dos medios para solucionar aquellas
crisis en el ámbito laboral: Los procedimientos informales y los procedimiento
oficiales.
En los
procedimientos informales, se puede recurrir a un tercero, conciliador o
mediador para que actúe de intermediario entre las dos partes. Es cierto, que estos
tres poseen conceptos diferentes, pero en general es que esta persona aprenda a
escuchar, reciba las descargas de las partes implicadas, acuda a diversas
fuentes para corroborar y que mantenga una posición neutral ante la situación. En los procedimientos oficiales, la finalidad
es que el Director General o jefe del más alto cargo obtenga el documento del
caso, lo analice y emita una decisión. Dicho documento debe de pasar por las
áreas administrativas y el sector encargado de asuntos relacionados al trabajo
y las relaciones como el Departamento de Recursos Humanos. Ambas vías resulta
adecuado e idóneo, sin embargo la OIT recomienda los procedimientos informales
antes que los oficiales, porque este medio resuelve los problemas de forma
rápida y en un tiempo mínimo y, sobre todo hay más probabilidades de no alargar
ni agravar el caso.
Por otro lado,
un informe publicado por el Servicio en Prevención de Riesgos Laborales
sostiene que existe una forma solucionar los problemas en el trabajo sin la
necesidad de recurrir a un intermediario. Con una predisposición abierta y positiva, sin juicios de valor, tratando de
encontrar las raíces de las causas que originaron realmente aquellos conflictos
y, con una perspectiva objetiva y neutral sin adoptar una posición, se
resolverían los conflictos originados por las interacciones de las personas.
El primer paso a
seguir es la “escucha activa” no solo de la otra parte en conflicto sino de
todos, porque adoptando las opiniones de otros, se enriquece el abanico de
soluciones. El segundo, realizar un “análisis propio”, esto es, todo lo que
abarca tu personalidad, y además, preguntarte si estarías de acuerdo con una
negociación en donde cabe la idea de ceder. El tercero, reflexionar sobre los
beneficios de dicho acuerdo; evitar pensar ¿Quién ha vencido? Sino,
interrogarse ¿Qué ventajas obtengo con dicha negociación? En el cuarto paso,
exponer el malestar de uno mismo de forma clara, asertiva y contundente,
evitando buscar la defensa de la contraparte en conflicto. Por último,
encontrar una nueva forma de relación en donde el objetivo sea “La búsqueda de
soluciones nos une”, es decir, ambas partes ven el pacto con un beneficio
mutuo.
En síntesis, los
problemas o conflictos entre los miembros de la empresa dados en el área
laboral es producto de un fenómeno natural propio de ser humano: la
interacción. Por tanto, los conflictos ocasionados son inevitables, pero las
soluciones son diversas. Lo común y lo
que la mayoría de las organizaciones utiliza es el mediador o conciliador que pueden ser personas de la misma empresa
como también de otras, o incluso que sea el propio Director con cargo supremo quien medie dicha crisis.
Sin embargo, existe otro modo de resolverlos, ello está en uno mismo, utilizar
tus propios recursos para afrontar un problema, aunque se entiende que
dependerá de la persona, puesto que, para dicha acción se requiere algunas pautas
que no todos pueden cumplirlos.