La inteligencia emocional refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar los estados emocionales en los demás y a modo personal; por ello, la inteligencia emocional no significa ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas.
El mundo laboral está cambiando y ya no se puede hablar de una única profesión o trabajo en la misma empresa. Hoy en día, la empleabilidad se conceptualiza como la capacidad que presenta una persona para aportar valor a la organización; es decir, de contribuir a la compañía en mayor medida a la compensación de esta a aquel. Cabe resaltar, que esto ya no se consigue solo con un coeficiente intelectual de alto nivel, sino, que también se necesita desarrollar un coeficiente emocional con cualidades como la constancia, la flexibilidad, el optimismo y la perseverancia.
La inteligencia emocional es la clave para que nuestras relaciones e interacciones sean un éxito y resulten beneficiosas para todas las partes implicadas.
En el ámbito laboral, el tiempo que dedicamos a interrelacionarnos con los demás en cada jornada de trabajo, puede resultar trascendental. La interacción con los miembros de nuestra unidad o grupo de trabajo, con los jefes y colaboradores, con los clientes y proveedores, nos permitirá negociar intereses o resolver conflictos, a dirigir o guiar y a fomentar el espíritu de equipo.
Las competencias emocionales:
1. 1. Consciencia personal:
Consciencia emocional: ser conscientes de las propias emociones y reconocer, en cada una de ellas, el impacto que generan a nivel interno; permitirá que se empleen las “sensaciones viscerales” como pautas en la toma de decisiones.
Valoración adecuada e independiente: refiere al conocimiento de las propias fortalezas y debilidades.
Confianza personal: expone la seguridad en la valoración que realizamos a modo personal, partiendo y resaltando las fortalezas que nos diferencian del resto.
2. 2. Autogestión
Autocontrol emocional: se define a la capacidad de manejar, adecuadamente, las emociones y los impulsos cognitivos.
Transparencia: engloba tres valores fundamentales; siendo la sinceridad, integridad y responsabilidad.
Adaptabilidad: significa la flexibilidad que uno presenta para afrontar los cambios y superar los obstáculos que aparezcan en determinados escenarios.
Logro: es el esfuerzo por encontrar y satisfacer criterios internos de excelencia.
Iniciativa: refiere a la prontitud con la que se actúa.
Optimismo: significa la visión positiva hacia las diversas experiencias.
3. 3. Conciencia social:
Empatía: alude a la capacidad de experimentar las emociones ajenas, de comprender su punto de vista y de interesarse activamente por las cosas que generan preocupación.
Conciencia de la organización: apunta a la capacidad de comprender las corrientes y redes de toma de decisiones y la política de una organización.
Servicio: es la capacidad de reconocer y satisfacer las necesidades de los subordinados y los clientes.
4. 4. Gestión de las relaciones.
Liderazgo inspirado: vinculado netamente a la capacidad de esbozar visiones claras y convincentes que resulten altamente motivadoras para el resto.
Influencia: es la utilización de un amplio abanico de tácticas de persuasión.
Desarrollo de los demás: implica el desarrollo de las habilidades de los demás, mediante el propio feedback.
Canalizar el cambio: significa realizar acciones como alentar, promover y encauzar el cambio hacia una nueva dirección.
Gestión de los conflictos: es la capacidad de negociar y resolver los desacuerdos.
Establecer vínculos: refiere a la capacidad de cultivar y mantener una red de relaciones.
Trabajo en equipo y colaboración: básicamente es la cooperación y creación de equipos.