1. Motivación:
Una de las claves que tenemos que promulgar
en la empresa es la motivación, así como el camino para lograrla. Lo ideal es que el propio empleado sea
capaz de motivarse por sí mismo, aunque los directivos deben de contemplar que
el estrés, el agobio del día a día, y los problemas personales, pueden llegar a
pasarle factura.
Por ello debe de encontrar la manera de
tenerlos motivados en todo momento. Aunque hay muchas maneras de hacerlo, no
tenemos que olvidar que un simple “gracias” o “muy buen trabajo” puede mover
montañas.
2. Compromiso:
Son muchas las empresas las que, para
ahorrar, contratan a empleados temporales. Esto más o menos le funciona:
consiguen hacer el trabajo correspondiente, y no pagar a empleados fijos, ya
que los van rotando.
El problema de esto es que genera una
sensación de inseguridad en el empleado; nunca se va a sentir realmente parte
del equipo. Está más que demostrado que una empresa que consigue mantener al
equipo comprometido consigue un rendimiento mucho mayor.
3. Comprensión:
Como directivo tienes que considerar que no
siempre es posible estar motivados: puede que los problemas que tengamos sean
tan elevados que no podamos pensar en otra cosa.
Sin embargo, será en estos casos cuándo
tendremos que sacar esa motivación de dónde no la hay, y seguir dando lo máximo
de nosotros mismos.
La actividad tiene que ser continua;
podemos ser más o menos flexibles, pero no podemos esperar a la motivación para
trabajar, si no ir a buscarla nosotros mismos.
4. Diálogo:
Aquellas personas que no están motivadas
siempre tienen un motivo, y este puede estar relacionada con el tiempo, o con
una situación en especial.
Será labor del directivo intentar encontrar
la causa que está produciendo el problema: ¿Puede ser que el empleado no
trabaje bien con el equipo asignado? ¿O que no se desenvuelva bien en esa
tarea? ¿Qué podemos hacer para cambiar las cosas? Quizá un cambio de situación
lo cambie todo.
5. Superación:
Si una persona no tiene metas y sueños,
difícilmente estará motivada. Los directivos piensan que el salario es más que
suficiente para motivarlos, pero raramente es así.
Es importante que cada persona, sea
empleado o directivo, tenga sus propias metas personales, y que encuentre la
motivación necesaria para poder lograrlas.
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